¡¡No quiero hacer pesas, porque voy a quedar toda musculosa!! Cuántas veces escuchamos decir esto a una mujer, en respuesta a una sugerencia para que haga musculación.
Básicamente para tonificar el cuerpo (endurecer), además, le servirá para acelerar la tan deseada “quema de grasa”, en combinación de ejercicios cardiovasculares.
Mejora la función del sistema cardíaco; ayuda a eliminar material adiposo (grasa); rejuvenece interna y externamente; aleja la posibilidad de padecer problemas óseos o articulares; en futuras mamás, ayuda a disminuir las complicaciones del parto; mejora la postura, evitando así los futuros dolores de espalda; durante el ciclo menstrual, ayuda a mitigar los dolores y la clásica retención de líquidos; previene el cáncer de mamas y, obviamente, ayuda a disminuir la obesidad… pero aún hay algo más importante.
Hacer ejercicios de musculación, como la ejecución de cualquier deporte o actividad física, ayuda al organismo a producir “endorfinas”, encargadas de hacernos sentir placer, energía y optimismo…y en las mujeres; “seguridad en ellas mismas”. Por esta razón es importante el deporte en las mujeres, ya que elimina la baja estima e inyecta energía y optimismo para afrontar el día a día.
Definitivamente no. La hormona responsable de la construcción de músculos, fuerza y rasgos varoniles, se llama: “testosterona” las mujeres tienen 10 veces menos que los hombres y es imposible que alcancen un desarrollo muscular como el del varón, bajo condiciones normales de entrenamiento. La mujeres que se proponga a aumentar su masa muscular se embarca en un proyecto difícil, aunque no imposible.
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