La busqueda de la belleza en la historia.
El aspecto físico, la belleza, ha sido siempre motivo de interés y preocupación. El empleo de sustancias y productos para mejorar la apariencia se remonta a miles de años atrás. La primera evidencia de su uso, hallada en Egipto, data de en torno al año 4000 a. C., y hay constancia de que los antiguos griegos y romanos los utilizaban para el aseo e higiene personal.
El término «cosmético» procede del griego kosmetikós, que se traduce como «relativo a la ornamentación» —raíz kosmos, «orden»—. Y es el canon de belleza griego el empleado en la actualidad para el estudio del rostro y sus proporciones.
La saliva fue uno de los principales ingredientes de los primeros cosméticos. Posteriormente vendrían —desconocemos si leyenda o realidad— la leche de burra para los baños de Cleopatra o la poppeana, un cosmético para conservar la delicadeza de la piel inventado por Popea, esposa de Nerón y según afirmaban otra de las mujeres más bellas de su tiempo.
Desde entonces el mundo ha evolucionado enormemente y los tratamientos de belleza, también. No solo hablamos de los tratamientos externos, en piel o pelo, también hablamos de los compuestos, aminoácidos, vitaminas o minerales que te ayudan a tener mejor salud, un pelo y una piel más cuidada y bonita y mucho más.
Hoy se considera imprescindible atender los procesos de la estética y el envejecimiento desde adentro del organismo (con suplementos dietarios) y desde afuera con la cosmética.
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